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1 de 14El piso de Adriana Nicolau es un ático de unos 100 metros cuadrados, con dos altillos bajocubierta.

2 de 14La casa es de alquiler, por lo que no se han hecho grandes obras. Sólo se ha trabajado con el interiorismo.

3 de 14″La mesa verde es una mesa que tenía Txomín en el Rastro en un patio. Era de caoba y procedía de Inglaterra y mi amigo Juan Carlos la restauró y la pintó con este color maravilloso…»

4 de 14″Las sillas las encontré en el Rastro. Eran para una oficina, finalmente compré unas nuevas para ésta, y las retapicé con una tela de Lorenzo Castillo que me encantaba y vinieron a casa».

5 de 14″A la hora de elegir tonalidades, los grises y marrones son gamas infalibles», explica la interiorista.

6 de 14″Recubrí las paredes del salón de espejo vintage y puse papel», cuenta Adriana. La lámpara dorada, colocada como un aplique, es una de sus piezas favoritas: «La encontré en La Brocanterie, y qué sorpresa la mía cuando en una de mis últimas visitas a Londres me la encontré en el restaurante Closs Maggiore. ¡Igualita!».

7 de 14″Las butacas vintage son de La Europea y los cuadros vintage, de un anticuario en La Bretaña francesa».

8 de 14En «este escritorio debajo de la escalera de acero corten, la asimetría da un toque casual al espacio».

9 de 14″Busco la historia del espacio. Creo que es indispensable conocerla historia para poder darle alma al lugar. En el caso de no encontrar nada muy inspirador, puede ser cualquier una tela bonita, una lámpara o bien una textura, y todo nace…».

10 de 14″Este florero hecho con una lata Campbell, adquirido en el Mercado de Motores, gusta mucho a mis invitados».

12 de 14En uno de los dos altillos, se colocó una habitación extra con baño y vestidor.

13 de 14En el vestidor se ha apostado por el blanco. «En mi casa todo tiene cabida», dice Adriana.

14 de 14La interiorista Adriana Nicolau, en su hogar madrileño.